domingo, 5 de noviembre de 2017

La lucha por el derecho


Este año,  el Día del Abogado tuvo un sabor  especialmente amargo: la situación del país, que reclama urgentemente  la reivindicación del  Estado de Derecho,  no permitió que la fecha se  celebrara  igual que en años anteriores. Los actos se limitaron a formalidades protocolares,  donde se destacó la importancia del profesional del derecho en la lucha por la justicia.  En la Ucab,  se realizó un foro dedicado a la reivindicación de la abogacía,  allí tuve la oportunidad de compartir  con los profesores Eligio Rodríguez, Roberto Delgado y Aiskel Andrade , un espacio para explicar,  por qué,  en medio de  esta  turbulencia general,  el derecho sigue siendo el mejor camino para alcanzar la felicidad Social.

Las redes sociales se encargaron de trasmitir la idea de que no había nada que celebrar, porque  el derecho, que siempre se presenta como el sendero a la paz,  irremediablemente ha desaparecido de nuestra vida,  siendo sustituido por el odio y la violencia.  Voy a dedicar este espacio para demostrar el error de esta afirmación.

En primer lugar, creer que el derecho es solo tarea de abogados es una equivocación. El derecho nunca desaparecerá,  porque forma parte de la naturaleza humana: hablar de derecho no es otra cosa que hablar de la dignidad del hombre,  que solo se alcanza cuando es respetado como una persona,   es decir, un sujeto de derecho. Por lo tanto,  la lucha por el derecho, que no es otra cosa que la lucha por la dignidad, nunca desaparecerá mientras exista la vida humana.

Por otro lado, creer que el derecho debe ser reino de la paz, donde el sufrimiento esté ausente,  es una ingenuidad. Decía el Ilustre jurista alemán, Rudolf Von Ihering, que, “El que crea que  los derechos se conquistan sin dolor, se parece al que cree que los niños los trae la cigüeña. Todo lo contrario, al igual que el parto causa dolor a la madre,  la conquista de los derechos siempre ha sido dolorida”. Lo que hoy disfrutamos ha sido el producto de arduas luchas de quienes no  se conformaron con una  vida de humillación y sometimiento. Decía el ilustre Ihering: “El fin del derecho es la paz, y el medio para logarlo es la lucha; una lucha donde deben estar involucrados los pueblos, el poder del Estado, los estamentos o clases y los individuos”

El célebre jurista Uruguayo Eduardo Juan Couture Etcheverry, dicta los inmortales mandamientos del abogado, que constituyen la hoja de ruta en la vida de todo abogado y lectura obligatoria en celebraciones como la de hoy. Solo voy a referirme a dos. Dice el cuarto mandamiento, “Lucha: Tu deber es la lucha por el derecho; pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia,  lucha por la justicia”. Pero esto no se refiere a la violencia irracional,  es una lucha que debe estar marcada por la lealtad, la  paciencia y la tolerancia y,  sobre todo, la fe.

En efecto, dice el octavo mandamiento: “Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como el destino normal del derecho; en la paz, como sustituto bondadoso de la justicia; y sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz.

Pero como decía más arriba, la lucha por el derecho no es solo una labor de abogados, debe ser tarea de todo ciudadano.   Voy a poner como ejemplo a Rosa Parks, una humilde costurera,  que el primero de diciembre de 1955, se negó a cederle el asiento a un hombre  blanco y por eso fue arrestada, convirtiéndose en el detonante de un gran movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos.  Por lo tanto, la lucha por el derecho es un compromiso moral,  que debe asumir todo hombre ante las humillaciones  que se producen contra la dignidad humana.

Hay que reconocer la mala situación que estamos viviendo,  sin caer en la tentación del pesimismo, porque el verdadero derecho por el cual se lucha, no es algo que tuvimos ayer y hoy perdimos,  no, el anhelado reino de la justicia está en el futuro y hacia allí tenemos que dirigirnos. 

Esta idea,  está perfectamente reseñada en el Libro de José Antonio Marina y María dela Válgona La Lucha por la dignidad,  donde se afirma que, “La edad de oro de la humanidad jamás existió; aun al contrario, si en algún lugar del tiempo fuere posible encontrarla esta se hallaría sin duda en el futuro y no en un pasado sin nombre. Las sucesivas luchas contra la esclavitud, la discriminación  racial o de género o la arbitrariedad jurídica, demuestran contra la tentación del pesimismo, el progreso moral de nuestra especie. Aún queda mucho por andar, pero empezamos a conocer los mecanismos que pueden hacer realidad ese viejo anhelo de justicia Universal”. 

Creo que no hay mejores palabras para celebrar el Día Nacional del Abogado en el tiempo que nos toca vivir: el reino de la justicia está por venir;  pero esto no será gratuito ni placentero, todo lo contrario, para alcanzarlo y merecerlo hay que trabajar y sufrir.
Hay una frase que se repite en todas las manifestaciones,  ¿Quiénes somos?: Venezuela, ¿Que queremos?  Libertad.  Esto hace recordara Johann Wolfgang Von Goethe, “La libertad es como la vida, solo la merece quien sabe conquistarla todos los días”. 





   

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