El pasado 28 de
julio del año en curso, la Sala de
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia publica una importante decisión
donde reforma de manera significativa el
procedimiento de Casación, para adecuar su actuación a las modernas corrientes
del derecho procesal. Para ser fiel al espíritu de este espacio dedicado al
ciudadano común, más que al especialista, no entraré en el detalle y lenguaje jurídico,
para explicarles a los legos lo que significa abandonar el reenvío, la casación
múltiple, el recurso de nulidad y la reposiciones, para resolver de manera más rápida los
conflictos; quiero destacar simplemente, que la decisión constituye un avance
importante en la búsqueda de una justicia más eficaz, cosa que desean todos los
ciudadanos.
No obstante, no
deja de llamar la atención la redacción y argumentación del fallo que, en
más de cuarenta páginas, se
pasea por la historia, la teoría del proceso, la jurisprudencia e inclusive la
filosofía. Atiéndase
este párrafo : “Así, ante el reenvío de la casación, tanto de forma
(reposición) como de fondo (reenvío) la teoría de los recursos e impugnaciones
crea el recurso de nulidad y la casación múltiple, buscando un nuevo control
sobre el juez del reenvío, que hace del procedimiento de casación una posible
institución adjetiva interminable
en el tiempo, eterna, infinita o como diría F. Nietszche, el de un “Eterno Retorno”,
más bien parecido en nuestro criterio al Mito de Sísifo (Albert Camus. Le Mythe de Sisyphe.
1942), de un héroe absurdo que
sólo favorece los intereses de aquellos a los que no les interesa la
justicia de fondo y que ganan con cada casación múltiple, producto del recurso de casación y el recurso
de nulidad, mayores ingresos, haciendo interminable el proceso de cognición
para obtener un fallo con carácter de cosa juzgada”.
Estoy de acuerdo con la idea,
lo que me parece curioso es que en un país, donde la gente lee poco, y la filosofía no es la materia favorita de
los estudiantes de derecho, que en
ocasiones la considera como un relleno innecesario, se cite en una sentencia el
Eterno Retorno de Nietzsche, el Mito de
Sísifo de Albert Camus, al igual que
frases de Kafka y Ortega y Gasset que también aparecen en escena.
Tendríamos que preguntarnos, ¿Para
quienes escriben los magistrados: para los ciudadanos comunes que están
afectados por una “justicia interminable”, o se comportan como una especie de nigromantes
que solo se comunican entre ellos? ¿Será que sugieren eufemísticamente que la
mejor opción de quienes esperan justicia es suicidarse?, porque ese el dilema
de Camus en su Mito de Sísifo: “Para qué vivir si estamos condenados a una
tarea inútil”.
Lo interesante es que la Sala de
Casación Civil del TSJ pretende destruir el drama del Eterno Retorno, donde el
tiempo es circular y los acontecimientos se repiten infinitamente sin
posibilidad de que se produzca una variación, presentando como remedio esta
nueva casación de instancia, que parte de la idea de que el tiempo de los
conflictos debe ser lineal y terminar con una decisión rápida y definitiva. En este sentido, me parece que Nietzsche está
fuera del contexto de la sentencia,
porque él no considera el eterno retorno como algo malo, todo lo contrario dice que, “el
Superhombre, que perdió el miedo
y vive su vida intensamente, prefiere repetirla infinitamente antes que buscar
otra”.
En la extensa e importante
decisión que hoy estoy comentando, la
cita que más me agrada es esta: “Ya, desde 1895, Manresa Navarro, afirmó que la casación fue
introducida “más bien por interés
de la sociedad, que en beneficio de los litigantes”; y es que, -
afirma Jordi Nieva Fenoll -, (Jurisdicción y
Proceso. Ed. Marcial Pons. Barcelona. 2009. Pág. 479): “… en las pocas
ocasiones en que se ha relacionado a la sociedad con la casación, el objetivo
fundamental ha sido menospreciar a dicha sociedad, pretendiendo que fuera una
especie de entelequia en la que paradójicamente sus ciudadanos no tuvieran
cabida...”.
Me
pregunto, ¿cree sinceramente la Sala de Casación Civil en lo que ha escrito
aquí? ¿De ahora en adelante pensará más en el interés de la sociedad que en el
beneficio de los litigantes? El tiempo,
que es el gran protagonista del tema que hoy se aborda en este artículo dirá la
última palabra. Hay muchos juicios donde se pretenden reposiciones absurdas en
beneficio de intereses individuales que perjudican seriamente a la sociedad. Ojalá
que el Tribunal Supremo de justicia pueda liberarse del drama del Eterno Retorno.
Dice
Jesús en el evangelio de mateo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas
y los fariseos, por lo tanto haced y guardad todo lo que os enseñan, pero no
hagáis lo que ellos hacen porque no hacen lo que dicen.
Esto
también se puede aplicar para el derecho y la justicia, no basta con estudiarla
y predicarla hay que hacerla realidad.- (twitter @zaqueoo)
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