La
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo segundo
establece: “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de
Derecho y de Justicia…” Ahora bien ¿de
qué hablamos cuando hablamos de justicia? La pregunta no tiene una repuesta fácil, porque la palabra “justicia”
se ha usado en muchas oportunidades para justificar todo tipo de intereses. Y
esto tiene su explicación, por la insuficiencia de la fórmula tradicional que
dice “justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo”,
dejando en el aire qué debe
entenderse por “lo suyo”, porque para la
mayoría “lo suyo” se entiende como “lo
mío”.
Decía
Alf Ross: “Invocar la justicia es como
dar un golpe sobre la mesa; una expresión emocional que hace de la propia
exigencia un postulado absoluto… Es imposible tener una discusión racional con
quien apela a la “justicia”, porque nada dice que pueda se argüido en pro o en
contra. Sus palabras constituyen persuasión no argumento”. En conclusión, para
este ilustre jurista, perteneciente a la moderna escuela de derecho escandinava
de Upsala, el tema de la justicia no es
más que una expresión emocional.
Otro
filosofo del derecho que incursiona en estas aguas es Chaim Perelman, que destaca las diferentes fórmulas de
justicia que han surgido históricamente, expresando que la palabra justicia se ha entendido como: “1) Dar a cada
uno lo mismo; 2) Dar a cada uno según sus méritos; 3) Dar a cada uno según sus obras,
4) Dar a cada uno según sus necesidades; 5) Dar a cada uno según su rango y 6)
Dar a cada uno lo que le atribuye la ley”. Como puede verse hay para escoger:
un marxista se inclinará por la fórmula que toma en cuenta las necesidades y un
liberal por el mérito o las obras. Es difícil
fijar posición porque entran en juego
las ideologías; lo indiscutible es que el tema de la justicia es polémico y
contradictorio.
El
problema es de tal magnitud que Tom Campbell le dedica todo un libro al debate
contemporáneo sobre la justicia. Allí trata de dar respuesta a las preguntas
¿Qué es la justicia? ¿Qué significa ser justo? , Para eso, cita a
ocho importantes pensadores que desde
diferentes posiciones abordan el
tema. Estaba compartiendo estas
divagaciones con los estudiantes de la materia Filosofía del Derecho, y me
llamó la atención, la aceptación que tuvo entre los jóvenes la tesis
del profesor de Harvard Robert Nozick, que considera que la justicia es “dar a cada
uno su derecho, cuando esté está legitimado por un justo título”
Lo
interesante de Nozick, es que su pensamiento se desplazó desde el socialismo al liberalismo: considera que una sociedad
justa debe garantizar a sus ciudadanos tres derechos que son inalienables: la
vida, la libertad y la propiedad. Sobre
el derecho de propiedad, sostiene que este solo puede existir cuando su título
de adjudicación es justo. Y destaca tres
maneras de adquirirlo: por creación o construcción de una cosa que no existe, por
adquisición en la naturaleza de lo que no pertenece a nadie, o, la
trasferencia de algo que perteneciendo a otro, se le entrega a su antiguo dueño una justa compensación, por lo que recibe el nuevo propietario.
Su
teoría suena escandalosa para muchos, porque considera que lo importante no es
la igualdad entre los miembros de la sociedad, sino la “justa obtención” de la
propiedad. No importa si unos tienen más y otros menos, lo importante es la
forma como se adquieren las cosas. En
consecuencia, una sociedad es injusta cuando los bienes están en manos de quienes
no los adquirieron justamente, de acuerdo a lo anteriormente explicado.
Como
decía, comentaba las ideas de Nozick en
las cases de filosofía del derecho, cuando me llegaron los rumores sobre la existencia del “Plan
ubica tu casa”. No sé en qué medida esto
es verdad o mentira: se dice que, si una
casa no está ocupada por su propietario, una “autoridad” comunal o vecinal
puede hacer que se la adjudiquen a otra persona.
Lo
anterior –de ser cierto- es absolutamente ilegal e inconstitucional; el ordenamiento jurídico no lo permite y tiene
procedimientos para evitar que eso ocurra. Además, los jueces deben honrar el juramento de hacer
cumplir la Constitución y las leyes. Pero si a la filosofía del derecho vamos, e imaginariamente
le preguntáramos a Nozick si eso es
justo, diría que solo puede
considerarse como propietario de algo, a aquel que cuando recibe lo que no le
pertenece, le paga al dueño lo que vale
la cosa, produciéndose así una justa adjudicación.
En
fin, difícil tema el de la justicia, donde abundan las opiniones y posiciones encontradas.
En mi sentir, si queremos cumplir con lo que dice la Constitución, y convertir a Venezuela en un verdadero Estado
de Derecho y de Justicia (con mayúscula) hay que comenzar por lo más sencillo e importante, respetar la ley. Porque más allá de todos los “ismos” (socialismo, liberalismo, anarquismo…) la historia ha enseñado que, con sus virtudes
y defectos, el camino más seguro para
llegar a la justicia es el que indica la ley. - (twitter @zaqueoo)
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