Ayer 3 de junio, se cumplieron100 años de la muerte de :Kafka, un escritor que no necesita presentación por lo que significó para la literatura universal. Mi contacto con la obra del mencionado autor se reduce a la lectura de dos de sus más famosas obras: el proceso y la metamorfosis. La impresión que me causó la primera, hizo que durante varios años, en las clases de Filosofía del Derecho, asigné a los alumnos su lectura .
Me decía una amiga que, cometía un grave error, porque Kafka no es el mejor escritor para seducir a los lectores de este tiempo y mucho menos a los jóvenes, poco familiarizad os con las tragedias humanas. Y, además, decía la amiga: "si quieres hacen que alguien abandone la carrera de derecho recomienda que lean El Proceso, para que se enfrente al absurdo del oficio que pretende ejercer"
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Ahora bien¿Por qué Kafka para jóvenes estudiantes de derecho? Porque un profesor de filosofía no debe engañar a los alumnos, pintando un mundo edulcorado que no se ajusta a la realidad: la abogacía conduce necesariamente al sufrimiento causado por la incertidumbre y la angustia procesal que, aunque no siempre llegan al absurdo de Kafka, están presentes en todo juicio y hay que acostumbrarse a ellas, para no abandonar la carrera como ocurre frecuentemente
José K. protagonista de El Proceso muere asesinado sin enterarse porqué se le estaba juzgando; cosa que tampoco sabían los jueces. Hoy a 100 años de la muerte de Kafka, lamentablemente, sus metáforas angustiosas no han perdido vigencia, porque el absurdo deshumanizador sigue instalado en los tribunales
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