Las ponencias estuvieron dedicadas a temas fundamentales para el ejercicio del derecho: relaciones del abogado con su cliente, los honorarios profesionales, el abogado en los tribunales, el compromiso social del abogado, el perfil del juez y, como cierre, la presentación del Proyecto de Código de Ética adaptado a estos tiempos, Hay que destacar que, el evento contó con la participación de cuatro paneles de estudiantes que disertaron sobre los temas tratados en la jornada.
Como dije anteriormente, voy a comentar cada ponencia en artículos separados. Aquí sólo quiero destacar la importancia del acto, que tuvo como motivo central la ética, vista desde el ejemplo de un jurista de vida intachable; porque eso es lo importante, no puede rescatarse el valor de la ética si las palabras no van acompañadas con los hechos. En este sentido para conocer el perfil de jurista homenajeado, nada mejor que citar las palabras de Salvador Yannuzzi, Profesor emérito de la UCAB – UCV. Ex Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello. Individuo de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales.
“Recién graduado de abogado conocí al doctor Raúl Queremel Castro, a quien habían designado juez superior en lo civil y mercantil, en atención a que sus ejecutorias como magistrado en primera instancia eran conocidas por su rectitud y apego a la ley.
No era una persona extrovertida; sin embargo, ello no era óbice para que tratara a todos los que acudíamos al tribunal que regentaba con educación, amabilidad y respeto, lo que era correspondido por todos los que debíamos concurrir a ese juzgado. Esto fue una característica de su gestión, porque todos los que colaboraban con él, en cualquier posición, bien en la secretaría del tribunal, los amanuenses, los archivistas, alguacil y portero, tenían esa misma actitud de consideración y respeto.
Era una persona muy precisa en cuanto a sus decisiones y recuerdo que en un caso que me correspondió tramitar en ese juzgado, ante una duda para decidir si le otorgaba eficacia a la declaración de un testigo (me enteré por la sentencia) dictó un auto para mejor proveer, lo que era bastante inusual en esa época, y después de sustanciar la diligencia ordenada consistente en practicar una inspección ocular en alguna localidad (en el sitio en el que ocurrieron los hechos), y se forme un croquis sobre los puntos que se determinen (para lo cual designó un práctico), concluyó en el fallo que el testigo era confiable, habida cuenta que desde el sitio en que se encontraba, cuando sucedieron los hechos debatidos en el proceso, podía visualizar lo que estaba ocurriendo, por lo que le otorgó eficacia a la declaración.
La opinión generalizada de los que litigábamos en ese tiempo, al referirnos a la personalidad del juez Queremel Castro, era la de su conocimiento del Derecho, de su imparcialidad, de su equilibrio y la de su absoluta honestidad. Por ello, considero que este homenaje que se rinde al doctor Raúl Queremel Castro, no solamente es merecido por sus dotes personales, sino al modelo de juez que encarnó.
Cuando una persona que ocupó el cargo de juez - del que es difícil salir totalmente bien parado -, es recordado de esta manera, no hay más que añadir sobre su estatura profesional y moral. De eso trató el evento. En tiempos de tanta banalización y superficialidad, cuando las sociedades se desorientan, hay que rescatar el ejemplo de quienes fueron, y son, referencia de lo que debe ser un buen abogado
No hay comentarios:
Publicar un comentario